Resulta inexplicable que dos miembros de la Asociaciones de Cronistas de Arte, (Acroarte), como Aridio y Joseph, entre otros, que participaran activamente en las asambleas que se llevaran a cabo para terminar finalmente con las consabidas nominaciones el domingo 15 de los corrientes, hayan criticado y hasta denigrado algunas de las escogencias en cuestión.
Jamás a nadie le puede corresponder el derecho de denigrar alegremente, porque es de elementar deshonra para quien así procede, empero sí es una facultad de toda persona a expresar su desavenencia con cualquier quehacer de una entidad, aunque en su aspecto ético se tomaría en cuenta la forma y el basamento con que lo haga.
Aridio criticó con vehemencia en el Show del Mediodía el hecho de que a Elvis Martínez no se le nominara en el renglón de ´Bachatero del año´, dejando entrever que con ello Acroarte incurrió en una tremenda injusticia. Sin embargo en ningún momento se le vio a él defender en la asamblea a Elvis para que fuera denominado en ese renglón, y mucho menos, lógicamente, con el calor con que lo hizo por televisión. Cosa
que sucedió con otros puntos que denostara en el espacio en cuestión.
Evidentemente que resulta injusto y desaprensivo tal proceder sobre el particular caso. En algunas partes a eso le llaman una puñalada por la espalda.
Por otra parte el que Joseph Cáceres dijera por ´El escándalo del mediodía´, que parte de las nominaciones se debieran a los esfuerzos realizados por relacionistas públicos de artistas durantes las asambleas, es un criterio altamente cuestionable que hasta se podría tomar como una difamación.
¡Pero es qué además tal opinión apunta a qué alrededor de los cuarenta cronistas qué participaron en las nominaciones no son tales profesionales, sino unos tarados mentales qué se dejaron manipular por unos cuántos de sus compañeros, qué supuestamente no eran más qué unos agentes qué respondían a intereses particulares!
Sin embargo, las abiertas discusiones con las correspondientes votaciones que se llevaran a cabo durante el proceso de convenciones para la selección de cada valor artístico (figura, grupo, elaboración, etc.), desmiente categóricamente tal afirmación.
En otro aspecto cuando se instrumentó la nueva categoría del ´Comunicador en el exterior´, se percibió que la resolución constituía una especie de concesión a las seccionales de Nueva York y Miami; sin embargo tal creencia fue echada por el suelo en la asamblea final del pasado domingo 15 de los corrientes, al ser rechazada la mayoría de las propuestas de los capítulos mencionados, y a la vez incluirse otros talentos desde Santo Domingo que, aunque muy excelentes, laboran fuera del ámbito del arte, a menos que no se vaya al mundo de la teorización y hasta la divagación. Deporte no es arte, como la medicina no es abogacía.
Con el proceder de echar de lado a esas seccionales la directiva de Acroarte sigue el curso de sus normas y reglamentos, no incurre en ninguna violación, pero al acogerse a sus plenos derechos abochorna a aquellos compañeros neoyorquinos y miamenses. Produce el mensaje de que no los valoriza suficientemente.
Definitivamente consideramos que por operar esas seccionales fuera del territorio nacional, donde a la vez trabajan los potenciales candidatos para la categoría de ´Comunicador en el exterior´, la convención de Acroarte debió de concederles la facultad a que fueran ellas las que postularan y hasta escogieran a esos profesionales, pues en definitiva esos colegas son quienes tienen más facilidad para darle seguimiento a la labor que aquéllos realizan.
A través de la Historia de la humanidad se ha constatado que no siempre lo legal es lo justo, y en consecuencia hay que reconocer que la justicia debe prevalecer sobre cualquier tipo de reglamento, llámense estatutos, constituciones, protocolos, etc. ¿You know?
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