
29 de enero 2011.
Al momento de escribir este trabajo habían transcurrido más de 30 años que no sabía cuál había sido el destino de Efraín Martínez Rodríguez. Recordé que uno de los compañeros políticos de Efraín, lo era Rafael Chaljub Mejía; hablé con éste y me dijo que, ciertamente, Efraín era su amigo y compueblano, que estaba residiendo en una sección de Nagua. Chaljub me proporcionó el teléfono de una hermana suya que es vecina de Efraín; así pude establecer comunicación con éste.
Grande fue mi sorpresa cuando luego de intercambiar saludos fraternos, Efraín me manifestó: “Negro Veras, mi verdadero nombre no es Efraín Martínez, sino Ramón del Rosario”. Hasta ese momento mi amigo y defendido era Efraín Martínez Rodríguez.
Aproveché la ocasión y le pedí a Efraín que me hiciera un pequeño relato de sus prisiones, torturas y persecuciones durante el régimen de los doce años del doctor Joaquín Balaguer. He aquí lo que expuso Efraín:
REFLEXIONES DE EFRAIN MARTINEZ RODRIGUEZ Y/O RAMON DEL ROSARIO.
28 DE MAYO DEL 2010
“El 19 diciembre del año 1971 fui apresado en Nagua, mi ciudad natal, en un allanamiento realizado por la Policía en la residencia de un colaborador del Movimiento Popular Dominicano (MPD). Eran las tres de la madrugada. El motivo de mi apresamiento se debió a que, supuestamente, yo realizaba actividades comunistas y por consiguiente se me encarceló en una húmeda y oscura solitaria durante un año.
Ante el tribunal donde se me juzgaba proclamé que no negaba mi militancia revolucionaria y que nunca cambiaría mi forma de pensar, aunque tuviera que atravesar mares de fuego y montañas erizadas de espadas.
El 7 de mayo del año 1976, fui hecho prisionero, una vez más, en un allanamiento que el Servicio Secreto de la Policía hiciera en una residencia del barrio El Ciruelito de la ciudad de Santiago de los Caballeros, en busca de un panadero militante del MPD, de nombre Manuel Antonio Lima Polanco, residencia en la cual dormí esa noche porque al amanecer me buscaría el ingeniero agrónomo Lázaro Guzmán, secretario general de la otrora Asociación Nacional de Profesionales Agrícolas (ANPA), el cual era militante del MPD y juntos llevaríamos la edición número 52 del periódico “Libertad”, órgano oficial del MPD, a la provincia de Puerto Plata.
Cuán sorpresa se llevaría el esbirro y sanguinario capitán del Servicio Secreto de la P.N. en Santiago, Ramón Antonio Blanco Castillo, pues se encontró con una presa que él no andaba buscando, cuando me identifiqué en esa madrugada, delante de los vecinos, que observaban atónitos por sus persianas, que yo era Efraín Martínez Rodríguez, dirigente del MPD.
En dicha residencia no se encontró nada comprometedor que no fuera el periódico ya antes mencionado y mis ideas que en ese entonces estaban proscritas por las leyes anticomunistas 6, 70 y 71.
De inmediato fui conducido al Servicio Secreto e interrogado por todas las actividades del MPD en la región del Cibao, las cuales nunca negué porque tenía el derecho a disentir del gobierno de oprobio que llevaba a cabo el funesto Joaquín Balaguer.
Este despiadado interrogatorio se mantuvo durante varias semanas bajo el mando del tristemente célebre capitán Blanco Castillo y un cabo apodado Cabita. Dicho interrogatorio consistía en todo tipo de atrocidades, desde choques eléctricos, golpes con macanas de goma en mis testículos y todo mi cuerpo. Resistí porque los que ideológicamente son fuertes y bien formados, en medio de las dificultades se templan. De esa terrible tortura perdí el testículo izquierdo y el ojo derecho. Pero eso no me amilanó.
Luego, el doctor Ramón Antonio Veras, quien era el abogado de una legión de revolucionarios que caíamos presos, interpuso un recurso de Hábeas Corpus en nuestro favor ante la Segunda Cámara Penal, que presidía la jueza Carmen Semírames Olivo de Pichardo.
El Dr. Ramón Antonio Veras o Negro Veras, nunca le cobró honorarios a ningún revolucionario e inclusive se trasladaba a provincias distantes con sus propios recursos a defender a los que por sus ideas caían en prisión.
Mi cautiverio se tornó difícil ya que me mantuvieron un año del cuartel de la Policía Nacional a la Fortaleza San Luis, cada vez que llegaba la fecha del recurso de Hábeas Corpus.
Proclamé otra vez en Santiago en el juicio que se me llevaba a efecto, que yo era un revolucionario de ideas firmes y que ni me doblaba ni me doblaban.
El Dr. Negro Veras logró un Auto De No Ha Lugar a mi favor, pero la P. N. desacató la orden de libertad emanada de la Tercera Cámara Penal, que dirigía una jueza oficial de la P.N., doctora Marina Hernández, que en contubernio con el tristemente célebre procurador fiscal José Marino Payams Pepén, se negaban a dejarme libre muy a pesar de que no pudieron probarme ninguna acusación que justificara mi permanencia en prisión que no fueran mis convicciones revolucionarias.
Otra vez el doctor Negro Veras y el licenciado Ángel Julián Serulle lograron otro Auto De No Ha Lugar en mi provecho y los anticomunistas José Marino Payams Pepén y Marina Hernández no tuvieron otra opción que dejarme en libertad y la P. N. acatar las mismas.
Paradójicamente, en ese nuevo juicio en la Tercera Cámara Penal debo destacar la gran campaña de solidaridad a mi favor que llevaron a efecto los medios de comunicación escrito y radial y la sociedad de Santiago junto a la gran labor de mi abogado Negro Veras y una destacada colaboradora y amiga del Movimiento Popular Dominicano (MPD), llamada Chila.
El 27 de abril del año 1977 quedé libre y reintegrado de nuevo a la libertad y a la lucha revolucionaria contra la fatídica dictadura de los 12 años de Joaquín Balaguer.
Haciendo testimonio de mis convicciones patrióticas y revolucionarias a 34 años de ese último episodio aún permanecen mis anhelos de que la República Dominicana logre que las riquezas del país sean mejor distribuidas”. (30)
Hasta aquí el testimonio de Efraín Martínez, o mejor dicho Ramón del Rosario. Actualmente Efraín reside en Nagua, no ha abandonado la lucha política aunque ahora no tiene militancia emepedeista. Es, pura y simplemente, uno de los miles y miles de dominicanos que no están inscritos en ninguna organización pero se mantienen firmes en sus convicciones democráticas.
XII.- el caso roberto duvergé. 1989.
Después del régimen de los doce años del doctor Balaguer gobernó nuestro país, desde agosto de 1978 hasta agosto del año 1986, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), mediante las gestiones gubernativas de Antonio Guzmán Fernández y el doctor Salvador Jorge Blanco. Luego, en agosto del año 1986, volvió al poder el doctor Joaquín Balaguer.
En el año 1989, fui requerido por familiares, amigos y compañeros de lucha de Roberto Duvergé para que le asistiera en sus medios de defensa porque la Policía Nacional lo había acusado de un crimen el cual yo sabía que él no había cometido ni participado.
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