Cientos de haitianos que han penetrado al país ilegalmente por la frontera se han asentado de madrugada en el paupérrimo barrio La Puya, en la capital, mientras en Santo Domingo Este, otros se mudan en masa en callejones del igualmente miserable sector de La Zurza, relataron voceros de organizaciones comunitarias.
Esto, a pesar de los soldados apostados en la frontera junto a oficiales de Migración.
Todo ocurre horas después de que, en el “Pequeño Haití” en el Distrito Nacional, las autoridades desalojaran a vendedores de comida en su mayoría haitianos, en la calle Benito González, colindante con el turístico mercado de la avenida Mella, donde empero permanecen sus compatriotas que ofertan ropa usada, frutas y vegetales.
Mario Luna, de la Fundación de Desarrollo y Medio Ambiente de La Puya (Fundemapu) contó que en estos días camiones repletos de haitianos llegan de madrugada a la zona y sus conductores los distribuyen en viviendas en las que se apiñan a la espera del traslado a otros lugares.
Dijo que específicamente, los extranjeros son llevados a los sectores El Aguacate y el Macuto, “donde prácticamente han tomado esas demarcaciones”.
Afirmó que se alojan en casuchas sin divisiones en grupos de hasta 40, en colchones en el piso.
Fundemapu, compuesta por organizaciones comunitarias, recolecta desechos sólidos, limpia cañadas y realiza otras actividades.
Luna, su vocero, informó que desde antes de la aparición del cólera en Haití, donde ha causado cientos de muertes, la relación poblacional en La Puya era de cinco haitianos por un dominicano, según sondeos que auspició esa entidad.
“Yo no sé cómo el cólera no ha atacado aquí; solo Dios nos salva, porque ellos traen sus prácticas de higiene, hacen sus necesidades en fundas que tiran a las cañadas y a las calles”, testimonió Luna.
La situación descrita expone al peligro la salud y la vida de las brigadas de Fundemapu, cuyos integrantes recogen los desechos en el barrio.
kilombos. Aunque el término define los refugios de los esclavos políticamente organizados contra los colonizadores en América, ha sido acuñado por haitianos para definir los arrabales que habitan en La Zurza, próximo al Mercado Nuevo. Allí, esta población crece como espuma, sin control de las autoridades.
Julián Mosquea, de la Asociación de Promotores de la Salud del Distrito Nacional, se quejó de que el trasiego de indocumentados de Haití a la Zurza, y de que en cada callejón haya hasta cinco “kilombos”, habitaciones grandes donde los ilegales viven en masa. También de que, aun cuando no se ha registrado caso de cólera, las consultas en el dispensario Club de Madres La Zurza, las acaparan haitianas.
Zoom
Por la rama
Mientras por un lado los haitianos entran masivamente al país y se mudan a los barrios, las autoridades de Salud Pública y del Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN) hacen operativos contra los vendedores de comida en el Pequeño Haití, detrás del Mercado Modelo, en la avenida Mella. En esa zona hubo enfrentamientos ayer, cuando brigadas del ADN integradas por agentes policiales y soldados del Ejército desalojaban a mujeres que vendían desayuno y comida.
Ropa usada
Aunque las autoridades desalojaron a los vendedores de comestibles callejeros, los de ropa usada, frutas y verduras continuaban ofertando sus mercancías al público. Ayer, otra vez, las autoridades de Salud Pública reanudaron el cierre de dormitorios en el Pequeño Haití, por considerar que no reúnen las condiciones higiénicas necesarias.
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