Se trata de la mayor indemnización concedida por las autoridades neoyorquinas a una persona, y es el resultado de un acuerdo extrajudicial para compensar a quien fuera injustamente acusado de estrangular en 1986 a una prostituta.
Barry Gibbs, de 62 años, pasó 19 años en prisión hasta que logró que se atendieran sus quejas sobre la investigación dirigida por Louis Eppolito, un detective de la Policía de Nueva York que en 2005 fue condenado a cadena perpetua por haber colaborado en asesinatos orquestados por la familia mafiosa Luchese.
Relación con la víctima
En 2006 Gibbs, que antes de ingresar en prisión era un empleado postal que mantuvo una relación con la mujer asesinada, demandó a las autoridades locales y se fijó para este mes el inicio de un juicio que finalmente se ha evitado gracias al acuerdo alcanzado entre las partes.
Al parecer, el agente Eppolito logró la condena de Gibbs para ocultar que el verdadero asesino estaba relacionado con la familia mafiosa con la que colaboraba.
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